Cumaná ha sido una ciudad con una significativa participación en los más importantes momentos históricos de nuestro país. Ha estado, por tanto, comprometida en todas las contingencias históricas que han conmovido nuestra historia. Su propia historia está llena de confrontaciones y acontecimientos bélicos que desde su establecimiento y en los avatares de su desarrollo configuran su perfil socio-político.
Las luchas indígenas
La codicia de los europeos y la belicosidad de los indios fueron los motores de la conquista y colonización de las tierras entonces llamadas Indias.
Los europeos en el marco del comercio capitalista en expansión buscaban nuevas rutas para la obtención y comercialización de las mercancías del lejano oriente. Al encontrarse inesperadamente con nuevas tierras, que en principio creyeron eran las Indias orientales, obviamente en lo que inmediatamente pensaron fue en las riquezas y en su obtención a toda costa. La búsqueda de riquezas minerales motivaron su rápido andar por las costas e islas, y en ese afán pronto se dieron cuenta que estaban ante nuevas tierras, a las que fueron paulatinamente penetrando al tocar la tierra firme, de modo que en cincuenta años ya habían recorrido todo el continente.
En el descubrimiento de las costas orientales de la tierra firme y su inmediato recorrido, las perlas fue lo primero que encontraron, en el Paraíso, como quisieron entreverla; hecho que motivó su codicia y los movió a indagar sobre dónde buscarlas y cómo obtenerlas.
De modo que el recorrido exploratorio de costas y mares por la tierra firme fue encaminado inicialmente a la ubicación de placeres perlíferos. Fueron correrías a lo largo de la costa para la búsqueda, la búsqueda de riquezas, no para la fundación de pueblos y ciudades. Pronto comenzaron lo que los españoles llamaron las entradas, el ranchear o rescate, que era el saqueo o pillaje de pueblos, y la defensa de estos por parte de sus habitantes, los indios.
De 1498 a 1513, para atenernos sólo a las cifras oficiales, se suceden las expediciones para ubicar los placeres perlíferos y obtener perlas, y echar las bases para la penetración sucesiva hacia la tierra firme.
Desde luego con la aventura y búsqueda de riquezas iba también el establecimiento de sitios apropiados para la pernocta, en el ir y venir; y habiendo un río, segura fuente de agua, cuya desembocadura era una invitación a recorrerlo, obviamente no es de dudar los primeros exploradores de mar y costa pensaran en establecer un pueblo en sus orillas, como lo señalaba la tradición europea.
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La lucha por la independencia
El orden colonial, sin embargo, iba a tener en su propio seno la fuerza emergente para su destrucción: los mantuanos oligarcas. Desarrollados sus intereses en controversia con los españoles peninsulares, factores fundamentales de la dominación colonial, aspiraban los blancos criollos al control político, que asegurara la posibilidad de ocupar las altas posiciones políticas que les eran negadas por el régimen español, y mantener así las condiciones de sectores sociales aventajados que hasta ese momento habían usufructuado; pero también otros sectores aspiraban la implantación de un régimen republicano basado en “la igualdad natural de todos los habitantes, la abolición de la esclavitud, el reparto de tierras entre los indios, la abolición del tributo indígena, la libertad de comercio y de cultivos, la supresión de los derechos de composición y alcabala”. Estos fueron los postulados que guiaron la conspiración de Gual y España en 1797, debelada y cruelmente sofocada por la propia oligarquía tradicional, con el Marqués de Casa León a la cabeza, que veía en este movimiento la encarnación de un nuevo orden que era el que precisamente ellos no aspiraban. Aspiraba esta oligarquía tradicional el poder político –su independencia de la Corona española- pero usufructuando su “poderío señorial” y privilegios oligárquicos acumulados en un régimen de explotación esclavista y servil que debía permanecer.
Celosa de su autonomía provincial, y con su estricto orden social colonial fundamentado en su devenir histórico, Cumaná acude solícita al llamado de la Provincia de Caracas, cabeza de la Capitanía General de Venezuela para la cita de la independencia; al igual que las otras provincias, sus intereses giraban en la supresión de las trabas que impuestas por el viejo orden colonial obstaculizaban el logro de sus conveniencias políticas, en lucha ya los blancos criollos con los blancos peninsulares. Cumaná se aprestaba para la larga lucha, en la que se manifestó todo género de violencias para alcanzar la independencia de España.
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La Federación
La Federación es el resultado inevitable de la pugna caudillesca en torno a la organización política del país según las concepciones de centralismo o federación, que desde los días aurorales de la independencia dejaron sentir sus improntas en el debate político. El máximo caudillo de este vasto movimiento fue sin duda Ezequiel Zamora. Las banderas esgrimidas en esta Revolución eran: liquidación del latifundio y transformación del régimen de propiedad territorial existente, igualdad entre los hombres; reparto de tierras entre los campesinos; abolición de los privilegios de clases. Es común afirmar que la muerte repentina de Zamora cambió el curso de los acontecimientos que él esperaba condujeran a un nuevo orden económico-social. Continuaron las operaciones militares dirigidas ahora por Falcón, y mientras la crisis se mantenía y decaía el régimen de Páez, la tregua era negociada por Guzmán Blanco en condiciones que no eran favorables para los postulados de la Federación y que condujo al Convenio de Coche de abril de 1863, con el cual finalizaban las operaciones militares de la Federación.
En la Convención Nacional de Valencia, instalada el 5 de julio de 1858, prolegómeno del proceso de la Guerra Larga, la voz cantante por Cumaná la representan Estanislao Rendón y José Silverio González, ambos federalistas convencidos y destacados oradores; después de clausurada sus sesiones, estalla la guerra federal, el 20 de febrero de 1859. En la parte militar, en las acciones regionales desarrolladas por pueblos y aldeas, sobresalieron José Eusebio y Saturo Acosta, carupaneros, y Pedro Elías Rojas, Cumanés. Fueron muchas las acciones militares realizadas, donde pueblos y ciudades sufrieron el rigor de los combates, al ser tomados o abandonados por las fuerzas federales o por las gubernamentales, dejando los contendientes testimonios de valor y bravura en toda la larga y violenta contienda.
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La Época Contemporánea: Las luchas antigomecistas
El aparecimiento del petróleo y su explotación por compañías extranjeras señalan la impronta del capitalismo en el país, con lo que se comienza una época donde el descontento con el régimen es la nota dominante, y el inicio de las luchas contra Gómez. Con mano dura Gómez ahoga las protestas. La cárcel, el exilio, el asesinato son los procedimientos que el gobierno aplica a sus detractores y opositores.
En Sucre, y su capital, Cumaná, las luchas antigomecistas no se hacen esperar, y durante todo el período gomecista la efervescencia política se manifestó con luchas desiguales, ante la terrible opresión y represión ejercida por el gobierno.
No fue Cumaná ni la región sucrense ajena al sentir de otras regiones venezolanas. Sus luchas históricas y tradicionales, su proceso económico de tierra agrícola y pesquera, el morbo de la política siempre presente en sus habitantes hicieron obligante su presencia en la corriente de acontecimientos que iban conformando los comienzos de nuestra contemporaneidad.
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Artículo del Prof. Gilberto López 😰
Que en vida fuese Vice Presidente de la
Academia de la Geo Historia del Estado Sucre
(con citas y comentarios)